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La dieta balanceada la mejor forma de estar bien y sentirte bien.
Una dieta bien equilibrada proporciona las vitaminas, minerales y nutrientes para mantener el cuerpo y la mente fuerte y saludable. Comer bien también puede ayudar a prevenir una variedad de enfermedades y problemas de salud, así como ayudar a mantener un peso corporal saludable, el suministro de energía y la promoción de una sensación general de bienestar.
Además de proporcionar los elementos que requiere nuestro cuerpo, una dieta balanceada logra retrasar el envejecimiento, un proceso que se caracteriza por una disminución paulatina de la masa corporal magra y por los distintos cambios en el organismo.
Esta etapa puede producirse a velocidades muy diferentes entre una persona y otra. Uno de los factores que determinará la condición y estado de una persona es la alimentación.
Las dietas deben tomar en cuenta las necesidades de cada persona.
Cabe mencionar que ningún alimento será capaz de retrasar el proceso del envejecimiento, sin embargo, podrá retardar y/o evitar enfermedades crónicas y degenerativas como la diabetes, cáncer, artritis, osteoporosis e incluso la aparición de manchas y arrugas en la piel.
Una vez aclarado este primer punto, es necesario mencionar que buena salud y buena nutrición son inseparables, es por eso que los efectos de una dieta defectuosa se harán notar más temprano que tarde.
Lo principal es seguir un plan básico de cuatro comidas diarias (cinco si contamos la merienda). Lo ideal es crear un plan de alimentación, evitando incluir en la dieta alimentos que no sean de su agrado, lo cual facilitara la realización de la dieta, nos hará sentir feliz y no nos veremos obligados.
La presentación debe ser atractiva tanto a la vista como al paladar. Siempre es bueno preparar platillos basados en caldos o cremas y ayudar al experimentado integrante de la familia cortando en trocitos la carne, pollo, pavo o pescados.
Lo ideal es preparar alimentos de alta calidad nutritiva, restringiendo el sodio, para evitar la retención de líquidos. Además de incluir los cinco grupos de alimentos de manera equitativa, puesto que cada uno de ellos aportan algo esencial a nuestra dieta.
Los cinco grupos alimenticios son:
1. Carbohidratos: panes, cereales, papas, etc. Alimentos bajos en grasa que deben
componer cerca de un tercio de la dieta. Evita la versión blanca de estos alimentos e intenta los productos integrales.
2. Proteínas: carnes, aves, pescados, etc. Se recomiendan en pequeñas porciones para proveer al cuerpo de las proteínas necesarias. Elimina cualquier grasa antes de cocinarlos y préstale mucha atención al método de cocción utilizado. Freírlos no es la mejor elección.
3. Lácteos: proveen a tu cuerpo del calcio necesario. Se recomiendan los productos bajos en grasa.
4. Frutas y vegetales: son alimentos con altos contenidos de vitaminas y nutrientes, mucha fibra y pocas calorías y grasa. Se recomiendan cinco porciones al día.
5. Grasas y azúcares: comer raciones pequeñas de este tipo de comida puede ayudar a aumentar los niveles de energía, pero hay que tener mucho cuidado, especialmente con los pasteles, tortas, gaseosas y caramelos.
Otra consideración importante en una dieta balanceada son las bebidas alcohólicas, que por lo general contienen alto nivel de calorías y ningún beneficio, por lo tanto resultara necesario evitarlas a toda costa.
En este sentido debemos tener en cuenta; el consumir alimentos de toda la pirámide alimenticia (variar durante el día). Aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres. Usar aceites vegetales y disminuir o eliminar las grasas de origen animal. Preferir las carnes blancas como pollo, pavo, pescados y mariscos. Aumentar el consumo de lácteos.
Reducir el consumo de azúcar e Ingerir mucha agua.
Algunos beneficios de realizar una dieta balanceada son:
1. Control de peso: Dado que una dieta equilibrada requiere comer una gran variedad de alimentos saludables, a menudo facilita el mantenimiento de un peso corporal saludable. Para satisfacer las necesidades nutricionales del cuerpo, es necesario incluir una buena fuente de granos enteros, frutas y verduras en la dieta, junto con porciones más pequeñas de productos lácteos y carne. Comer una variedad saludable de estos alimentos ricos en nutrientes cada día deja menos espacio para los alimentos densos en calorías que tienden a hacernos ganar peso, como los alimentos procesados y snacks grasos o azucarados.
2. Salud del sistema inmunológico: Una dieta equilibrada es muy importante para el sistema inmunológico, ayudando a garantizar que las vitaminas, minerales, y otros nutrientes necesarios para su función eficiente estén disponibles. Incluso las deficiencias mínimas de ciertos nutrientes pueden alterar la función del sistema inmunológico, como la vitamina A, vitamina B, vitamina C, vitamina E, zinc, hierro y selenio. Los nutrientes esenciales son fundamentales para la producción y el mantenimiento de las células fundamentales para luchar contra los gérmenes en el sistema inmunológico, y una dieta equilibrada también tiene un fuerte efecto sobre la función vascular, ya que el sistema inmune es dependiente del flujo sanguíneo.
3. Salud coronaria: Una dieta y estilo de vida saludables son las mejores armas contra la enfermedad cardiovascular. Los granos enteros sin refinar, las frutas y verduras son ricas en vitaminas, minerales y fibra y son bajos en calorías. Incluir un montón de estos en la dieta puede ayudarte a controlar el peso y la presión arterial, que son factores de riesgo para enfermedades del corazón. La adición de pescado a la dieta por lo menos dos veces por semana es lo recomendado. El pescado azul, como el salmón y la trucha, contienen ácidos grasos omega-3, que pueden ayudarte a reducir el riesgo de desarrollar enfermedad de la arteria coronaria.
4. Energía: Una de las ventajas más notables de una dieta equilibrada es la energía. Mantener el cuerpo alimentado con las proporciones adecuadas de vitaminas, minerales y nutrientes puede darte la energía necesaria para sacar el máximo provecho de tu día. Los carbohidratos saludables, como los granos enteros, las frutas, las verduras y legumbres son lentos de digerir, manteniendo el azúcar en sangre y los niveles de insulina en equilibrio para un suministro constante de energía durante todo el día. Las proteínas saludables también son vitales para los niveles de energía, y se pueden agregar a la dieta consumiendo carnes magras, pollo y pescado, así como granos enteros, frijoles y nueces.