top of page
Alcohol
6799_foto3
Captura71

Enfermedades que deteriora el hígado

Cirrosis y hepatitis males que atacan bajo los efectos del alcohol y la obesidad

 

La cirrosis es una afección en la que el hígado se deteriora lentamente y funciona mal debido a una lesión crónica. El tejido sano del hígado se sustituye por tejido cicatricial, bloqueando parcialmente la circulación de la sangre a través del hígado. La cicatrización también deteriora la capacidad del hígado de:

 

  • Controlar las infecciones

  • Eliminar las bacterias y las toxinas de la sangre

  • Procesar los nutrientes, hormonas y medicamentos

  • Fabricar las proteínas que regulan la coagulación sanguínea

  • Producir bilis para ayudar a absorber grasas, incluido el colesterol, y vitaminas solubles en grasas

 

Un hígado sano es capaz de regenerar la mayoría de sus propias células cuando se dañan. En la cirrosis en etapa terminal, el hígado no puede sustituir eficazmente las células dañadas. Se necesita un hígado sano para la supervivencia.

 

La cirrosis es la doceava causa de muerte por enfermedad,  La afección afecta con un poco más de frecuencia a los hombres que a las mujeres.

 

Qué causa la cirrosis

 

La cirrosis tiene varias causas, las más comunes de cirrosis son el consumo abundante de alcohol y la hepatitis C crónica. La obesidad se está convirtiendo en una causa común de cirrosis, ya sea como causa única o en combinación con el alcohol, con la hepatitis C o con ambos. Muchas personas con cirrosis tienen más de una causa de daño hepático.

La mayoría de las personas que consumen bebidas alcohólicas no sufren daño hepático. Pero el consumo abundante durante varios años puede causar una lesión crónica en el hígado.

 

La cantidad de alcohol necesaria para provocar daño hepático varía mucho de una persona a otra. En el caso de las mujeres, consumir de dos a tres tragos (incluidos la cerveza y el vino) por día y en el caso de los hombres, de tres a cuatro tragos por día, puede provocar daño hepático y cirrosis. En el pasado, la cirrosis relacionada con el alcohol causaba más muertes que la cirrosis provocada por cualquier otra causa. Las muertes que son consecuencia de la cirrosis relacionada con la obesidad están aumentando.

 

Los tipos de Hepatitis que va de la mano de la Cirrosis

 

Hepatitis C crónica. El virus de la hepatitis C es una infección hepática que se transmite por contacto con la sangre de una persona infectada. La hepatitis C crónica provoca inflamación y daño al hígado que con el tiempo puede causar cirrosis.

 

Hepatitis B y D crónicas. El virus de la hepatitis B es una infección hepática que se transmite por contacto con la sangre, semen u otro fluido corporal de una persona infectada. La hepatitis B, como la hepatitis C, provoca inflamación y lesiones al hígado que pueden provocar la cirrosis. La vacuna contra la hepatitis B se les administra a todos los bebés y a muchos adultos para prevenir el virus. La hepatitis D es otro virus que infecta el hígado y puede provocar cirrosis, pero sólo se presenta en personas que ya tienen hepatitis B.

 

Cómo se diagnostica la cirrosis

 

El diagnóstico de cirrosis generalmente se basa en la presencia de un factor de riesgo para cirrosis, como por ejemplo el consumo de alcohol o la obesidad, y se confirma mediante exámenes físicos, pruebas de sangre e imágenes. El médico preguntará acerca de la historia médica y los síntomas de la persona y realizará un examen físico completo para buscar signos clínicos de la enfermedad. Por ejemplo, en el examen abdominal, el hígado puede sentirse duro o agrandado con signos de ascitis. El médico indicará pruebas de sangre que pueden resultar útiles para evaluar el hígado y aumentar la sospecha de cirrosis.

 

Cómo se trata la cirrosis

 

El tratamiento de la cirrosis depende de la causa de la enfermedad y si hay complicaciones presentes. Los objetivos del tratamiento son enlentecer el avance del tejido cicatricial en el hígado y prevenir o tratar las complicaciones de la enfermedad. Para la cirrosis con complicaciones, es posible que sea necesaria la hospitalización.

 

Consumir una dieta nutritiva. Como la desnutrición es común en las personas con cirrosis, es importante consumir una dieta saludable en todas las etapas de la enfermedad. Los proveedores de la salud recomiendan un plan de alimentación bien balanceado. Si se presenta ascitis, se recomienda una dieta baja en sodio. Una persona con cirrosis no debe comer mariscos crudos, los cuales pueden contener una bacteria que causa infecciones graves. Para mejorar la nutrición, el médico puede agregar un complemento líquido que se administre por vía oral o a través de un tubo nasogástrico, un tubo muy pequeño que se introduce por la nariz y la garganta hasta alcanzar el estómago.

 

Evitar el alcohol y otras sustancias. Se recomienda que las personas con cirrosis no consuman alcohol ni sustancias ilícitas, porque ambas provocarían más daño hepático. Muchas vitaminas y medicamentos, recetados y de venta libre, pueden afectar la función hepática, antes de tomarlos se debe consultar a un médico.

 

REDACCIÓN: DANIEL QUINTERO

  • Facebook - Black Circle
  • YouTube - Black Circle
  • Instagram - Black Circle

Profit rompe tus limites

bottom of page